El recorrido de los telefonillos a lo largo de la historia

Los porteros automáticos o telefonillos en Valencia tienen una historia muy curiosa. Por eso, hoy vamos a hacer un recorrido por este invento de gran utilidad que facilita la comunicación entre personas ajenas a una vivienda o al lugar de trabajo lo que ha supuesto un antes y un después en lo que a la forma de acceder a una propiedad se refiere.

La evolución del portero automático

El hogar ha sido siempre un refugio para el ser humano para protegerse de los agentes externos. En este sentido, en un principio era el propio hombre el encargado de vigilar quién accedía a una vivienda y si no era bienvenido, no recibirlo. Este trabajo era realizado por los serenos, un cuerpo de seguridad que actuaba por las noches y que se encargaba de salvaguardar el barrio, siendo a su vez la persona a la que había que llamar para abrir las puertas del portal al caer el sol.

No fue hasta 1949 cuando apareció el telefonillo en forma de radio intercomunicador, aunque solo se lanzó al mercado para uso industrial y profesional. Ya en los 70 cuando se le comienza a dar un uso más masivo y empieza a conocerse como portero electrónico o interfono. En el año 1980 es cuando aparece el primer videoportero en España de uso para viviendas y edificios. Con él, las personas ya pueden ver quién está al otro lado de su puerta. Será diez años después cuando aparecen los porteros con pantalla de color y con la llegada del nuevo siglo se crean también los telefonillos digitales.